LA REQUISA
- Paco Murillo Font
- 2 oct 2017
- 2 Min. de lectura
A: Lilian Tintori.
Con dolor en las entrañas
van a mitad de la cuesta,
se dirigen al penal
persiguiendo una contesta
Están cerca de la cárcel
más se estruja el corazón,
es el día de visita
andan como en procesión
Allegados y parientes
muestran gran preocupación,
siempre en ese presidio
sucede cualquier conmoción
Un problema irrelevante
transformado en mayor,
porque a los militares
les parece lo mejor
Entre toda aquella gente
de citas en la prisión,
viene un grupo familiar
cavilando tal cuestión
Le vedan entrar al sitio
donde los demás ingresan
para ser requisados
como las normas expresan
En un lugar distinto
igual serán requisados,
son informados de ellos
por un guardia avinagrado
Está en una torre sólo
el prisionero guardado,
con el fin de separarlo
aislado del mundo todo
Quieren desaparecerlo
pero es difícil hoy día,
les agrada torturarlo
con tan cruel alegoría
Primero entra la esposa
al cuartucho de requisa,
donde mujeres sargentos
la despojan de camisa
Siguen con el pantalón,
las medias y los zapatos,
el sostén, la pantaleta
ausentes de sobresalto
Le ordenan abrir las piernas
disfrutando de tal hábito
¡Sepáralas más! Le gritan
no pueden con el granito
La mujer es una roca,
con vergüenza y aflicción
retira de su pureza
la toalla de menstruación
Solo por ver al marido
soporta tanto sadismo,
descubriendo con horror
lo que llaman socialismo
Con total envergadura
entra igual al escondrijo
la madre, suegra y abuela
deseosa de ver al hijo
La misma cuestión le hacen
¡Abra las piernas señora!
Y como a delincuente
llena de tirria la exploran
Dos párvulos la acompañan
son los hijos de la nuera,
con atónita impresión
ven los senos de la abuela
Los dos niños la repasan
desde los pies a la cara,
viendo grande la ignominia
que la nana fuerte encara
Después de la revisión
con tanto odio realizada,
solo es deber, con denuedo
luchar contra la autocracia
Una cárcel militar
dónde un civil es preso,
agreden a su familia
y le violan los derechos
Cárcel de la humillación
la prisión de Ramo Verde,
maltratan los prisioneros
pero se hacen más rebeldes
Y ese gritón coronel
ultrajador de mujeres,
pagará tal felonía
odiado por sus quereres
Post Scritum:
Lamentará el coronel Viloria
repudiado hasta en su hogar,
que la Escuela Militar
no haya pasado por él
Es evidente la muestra
que éste régimen depara
torturadores gritones
ascendidos a matones,
gozando solo el favor
del circunstancial individuo
que se cree gran señor
no es ninguna maravilla
La estampa de un dictador
que nos dejó el protector
de eterna desproporción.





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